domingo, 7 de marzo de 2010

Hermanas

Marzo de 2010.

Es posible que le haya ocurrido a alguien. Puede ser que no las haya visto antes y todavía no tenga en el recuerdo la estampa que ofrecen a todo aquel que las ve pasar caminando apresuradamente. Quien no las haya advertido nunca a la vuelta de cualquier esquina o saliendo de un domicilio anónimo al despuntar el día después de una larga noche junto al enfermo, no ha conocido aún el sobrecogimiento ante la expresión suprema de la entrega a los demás.

Una tarde cualquiera de este invierno largo y lluvioso, paseas tranquilamente por una céntrica calle animada por el griterío de los niños que disfrutan de las últimas horas de sol junto a sus padres, y de repente adviertes que vienen hacia ti. Las ves atravesar discreta y casi invisiblemente la escena sin que apenas nadie note su presencia. Sólo van acompañadas de dos en dos sin detenerse porque siempre tienen prisa por llegar a destino y atender l
a misión encomendada. Son muy conscientes de la labor que realizan. Si eres buen observador podrás contemplar el saludo que le dedica alguna persona que las encuentra en su camino: beso fugaz y devoto al crucifijo que pende del cuello de una de ellas y muy discretamente, depósito de una limosna en el canasto que va del brazo. No hay palabras ni sonrisas, quizá un apretón de manos o un leve abrazo. Cada cual reanuda su marcha y nada más. Así de sencillo, pero así de solemne e impactante para los tiempos que corren. No hay duda. Es de los instantes más conmovedores que uno puede encontrar en plena calle. En ese momento pasarán por tu lado y si estás vivo sentirás la punzada y el escalofrío que recorre la médula cuando eres consciente de que has estado muy cerca de las almas que casi no son de este mundo. Porque cuesta mucho comprender que queden personas que se dediquen a estos menesteres en una sociedad como la nuestra en la que, desgraciadamente, las vanidades y unas pocas monedas siguen siendo el motivo por el que levantarse cada día.

Pero ellas no. Ellas son profundas conocedoras del significado de la Cruz hasta el punto de llevarla como faro y guía de sus labores diarias con los más necesitados; mascarón de proa de la nave que pilotan para que todo aquel que las vea venir sepa cuáles son sus argumentos. No encontrará más que cruz y amor. Sencillamente. No necesitan más para desempeñar sus tareas y cumplir con sus principios y compromisos. Porque para ellas no hay salvación sin cruz, ni virtud sin contradicción, ni triunfo sin combate. No se puede decir más en menos palabras.

En este tiempo de Cuaresma, cuajada de ilusiones e impaciencias, también tienen que preparar la obra dividida en varios actos que en pocas semanas habrán de interpretar. Volverán a ser coprotagonistas de la Semana Santa. Y es que a ellas se dirigirán las Hermandades de Penitencia de Sevilla representadas por unas pocas que llegarán a la misma puerta del cenobio. Hasta ese lugar llevarán sus pasos portando a sus Sagrados Titulares y entonces, en agradecimiento, ellas les dedicarán las más hermosas oraciones cantadas a coro por sus voces angelicales resultando algunos de los momentos más sublimes de nuestra Semana Mayor. Este es el testimonio cofradiero que nos regalan generosamente año tras año.

Por si aún no lo sabéis, os lo diré una vez más para que la próxima estéis atentos y no perdáis un ápice de lo que ocurra ante vuestros ojos: son nuestras queridas Hermanas de la Cruz. Entregadas sin reservas al prójimo, compañeras de suplicio de tantos que sufren antes de iniciar el último viaje. Desde siempre su estandarte no es otro que el amor y en él aparece por emblema una humilde cruz.

3 comentarios:

  1. Mi querido hermano, es envidiable tu capacidad para reflejar en un escrito momentos únicos que acontecen en tu vida. Admirable es la sensibilidad que demuestras al no pasarlos por alto y sacarles jugo realizando estos textos llenos de amor, ternura y respeto. Y lo mejor de todo es que lo compartas con nosotros, tus lectores de esta bellísima página que has creado. ¡Felicidades! Besos, Lucía

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  2. Mi querido Tanquam, me alegra que tu capacidad creadora saque el partido que ninguno de nosotros habíamos siquiera pensado, sencillamente magnifíco.

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  3. Mi querido Tanquam, que pasaje mas hermoso, y que bien los saber plasmar. Gracias por compartirlo con nosotros.

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